NANA DE LAS ESPINAS
A Luz Pichel
Hay que ver lo tristísimas que están siempre las espinas.
Y no hay manera de alegrarlas:
aunque les cantes y les cantes
siempre lloran, no paran de llorar.
Debe ser porque pinchan.
Lo de pinchar no gusta a nadie.
Tienen clara conciencia de que ya no sirven,
de que son desperdicios miserables;
por eso yo les canto la nana de los acericos:
"Si quieres ser feliz
aun siendo espina
búscate el acerico del consuelo"
Nunca falla, se ponen tan contentas las espinas,
ríen igual las de las rosas
que las estilizadas de los congrios.
Ya se sabe: la alegría nos convierte en demócratas a todos.
(Nanas para dormir desperdicios, Hiperión)
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